miércoles, 18 de noviembre de 2009

Expandiendo Fronteras

El productor argentino que tiene en la mira a Concepción
Ha trabajado con los principales grupos del país vecino y hoy planea genear un puente cultural que además incluye EE.UU y nuestra ciudad.

Cuando uno piensa en el rock argentino, de inmediato se vienen a la mente decenas de figuras desde Charly García o Spinetta hasta Los Piojos o Catupecu Machu. Sin embargo tras el prestigio de la industria vecina también hay nombres cruciales en roles como producción y gestión. Uno de ellos es Paul Citraro.
El productor de bandas y solistas como Pedro Aznar, Luis Alberto Spinetta, Botafogo, Papo, Ratones Paranoicos, Bersuit Vergarabat, La Renga, La Portuaria, Los Piojos y Man Ray está en nuestra ciudad efectuando un catastro de espacios y propuestas musicales, con la idea de generar un circuito de intercambio musical entre nuestra ciudad, New York y varias ciudades argentinas.
Las referencias de la escena penquista le llegaron de parte de Quintino Cinalli, baterista que estuvo radicado en nuestra ciudad entre el 2004 y el 2007 y que actualmente vive en New York. Ambos se conocen desde su juventud en Rosario y hoy trabajan juntos en la producción Quintino Cinalli Trío y de Pablo Siegler Quintet.
"En Concepción me llevé una gran sorpresa. Es una ciudad propicia para convertirse en capital cultural de Chile. Es así como ya estamos planificando eventos como el DrumFest 2010 con artistas internacionales o una gira con el grupo de Quintino de carácter educativo y social. Ello además de buscar los artistas más relevantes de cada lugar para hacer el intercambio. Por ejemplo acá me llamó la atención Cangaceiro, que es un grupo de exportación. Eso por ahora, pues la idea es que crezca en el futuro.
Citraro además se refirió a la inclusión de instituciones para concretar su diseño multinacional. "La asociatividad es fundamental, incluyendo empresas, centros culturales y el gobierno. Por ahora ya está el nexo con el Departamento de Jóvenes de la Municipalidad de Concepción a través del coordinador Marcelo Sánchez", dijo el productor que ya ha conocido hoteles, restaurantes, espacios para el turismo, el Teatro UdeC, la Sala Dos y locales como el Bar del Frente. "Realmente Concepción es una perla. Estoy muy entusiasmado", agregó.
-Acá existen fondos de gobierno que permiten financiar giras e intercambios como el que tu estás gestionando. ¿Como se dan esos apoyos en Argentina?
-En materia de funcionamiento estatal Argentina está muy atrás de lo que es Chile. Por otro lado allá si hay algunas provincias que tienen un sistema de gobierno con algún énfasis en la cultura. Además allá es más el apoyo de las corporaciones privadas que del Estado. Lamentablemente en el último tiempo no ha sido fácil, por el decaimiento de la economía.
-Curiosamente en nuestra ciudad ya hemos visto algunos intercambios con Argentina, aunque basados más en la fraternidad y la solidaridad de las propias bandas.
Así es, y además es mucho más abarcativo. Es un diseño de perfil underground que va nutriendo de ideas y conceptos al sistema central, que es el generador de recursos. Esto también sucede con las discográficas, pues una banda puede circular hasta 10 años por el basto territorio antes de ser parte de una compañía disquera.
Haces docencia de música popular, escribes en el periódico Página 12 y diriges un club de jazz. ¿Como vez el panorama del rock y el jazz argentino en la actualidad? Pareciera que ya no es igual que en los años de Charly, Virus, Mateos, Soda Stereo o Spinetta.
Existe un quiebre generacional entre esas bandas y las del nuevo milenio, aunque por suerte hay algunos puentes como Babasónicos o La Portuaria. Los grupos de hoy como Catupecu Machu, Kevin Johansen, Mimi Maura, Los Piojos han renovado el lenguaje musical y se puede ver mucha más fusión con géneros como el folclore o expresiones de barrio como la murga o la cumbia villera. Esa inclusión de elementos locales se da incluso con más fuerza en el jazz.
Por otro lado hoy el rock en Argentina se ha desarrollado como un rock de estadio, con altas convocatorias, lo cual es el parámetro de éxito ante la caída de los sellos.