Por Paul Citraro
Cualquiera de las posibles definiciones de clasicismo cuando no roza las canciones de Los Beatles, al menos las contiene y las abarca. En Los Beatles, el lugar de mejor postura clásica como el exacto guante para esa mano, es la composición, que es, simplemente, clásica. Canciones que tienden para luego confirmarse como clásicas solo en sus propias versiones –cuesta escucharlos en boca de otros artistas-, nada más y nada menos tienen encima los rasgos característicos de la música de tradición popular. En pleno siglo XXI preguntarse si Los Beatles son clásicos es una pregunta que está por demás de saldada. ¿Serán Los Beatles los músicos clásicos del futuro? Probablemente sí, y no necesariamente porque el diccionario indique entre varias de las acepciones posibles que el término clásico signifique aquello que corresponde a la clase o nivel más alto. Ahí, sería más atinado utilizar las canciones de Los Beatles como un patrón a
seguir o tomarlo simplemente como el manual práctico de la canción moderna. Cierto es que Yesterday tiene más de 2000 versiones interpretadas por otros artistas, sin embargo, cuesta salirse del molde original sin el inevitable pensamiento y audición comparativa con la original. Tenemos una instancia de filiación tan natural con la composición original en las composiciones de Los Beatles que cuesta salirnos de ella con faciliddad. Es de conocimiento general y público que Los Beatles empezaron siendo como tantos un grupo de versiones del rock ´n´roll de la escuela negra de Chuck Berry, Larry Williams y Little Richard en principio. Alternando con la cantera blanca de Buddy Holly, Gene Vincent –el de los Blue Caps- Carl Perkins y fundamentalmente las adaptaciones del rhythm & blues de Ray Charles, The Coasters o The Miracles con temas propios que eran, sencillamente básicos. Con el tiempo la composición del cuarteto fue ganando terreno en complejidad y planteando un modelo progresivo excluyente que fueron desplazando a las versiones de temas ajenos. La cocina creativa de la canción beat “in crescendo”, salía solamente del seno del grupo y las determinantes asistencias y traducciones del equipo de trabajo que circulaba alrededor de ellos. Dicho de otro modo, Los Beatles son geniales, tienen ideas geniales y cuentan con quien puede traducir esas creaciones en otros lenguajes musicales en los que no necesariamente la partitura sea el estudio de grabación como elemento determinante. Aparece la funcionalidad de los decodificadores, de los traductores de ideas tarareadas con inevitable final de pentagrama, “She´s Leavin Home” por ejemplo. Es interesante contemplar la situación de ser ingleses y habiendo basado en principio su influencia en la música estadounidense, la lectura ha sido más que particular; acentos cambiados, nuevas construcciones fonéticas, síncopas diferentes o los arreglos que están ligados a la música de tradición escrita europea. Aparecen los aires del vodevil, la canción del cabaret alemán, la ópera ligera, la música de cámara y orquestal. En principio, esta incipiente distorsión de la canción rock comienza tanto por la influencia del arreglador y productor George Martin como iniciativa propia de los cuatros, de los tres, dos. La música electroacústica de vanguardia que Mc Cartney -en sus memorias “Many Years Ago” escrita brillantemente por el periodista Barry Miles- se refiere a John Cage. La construcción rítmica de la música de tradición india con George Harrison a la cabeza de la mano del músico que la popularizó en occidente, Ravi Shankar. O los experimentos de labarotario que John Lennon utilizaba en cintas superpuestas con la ayuda del productor fantasma del grupo: Phil Spector. Con todo eso –podríamos considerar también, para no ser tan injustos, la gigantesca capacidad creativa de Brian Wilson de Los Beach Boys- Los Beatles se pusieron a la cabeza de sus contemporáneos con un sonido de fondo fácilmente reconocible con melodías de diseño aparentemente eterno. Que no necesariamente se remiten al supuesto clasicismo de sus canciones, se constituyen como la síntesis del grupo clásico por excelencia de la música no clásica.
seguir o tomarlo simplemente como el manual práctico de la canción moderna. Cierto es que Yesterday tiene más de 2000 versiones interpretadas por otros artistas, sin embargo, cuesta salirse del molde original sin el inevitable pensamiento y audición comparativa con la original. Tenemos una instancia de filiación tan natural con la composición original en las composiciones de Los Beatles que cuesta salirnos de ella con faciliddad. Es de conocimiento general y público que Los Beatles empezaron siendo como tantos un grupo de versiones del rock ´n´roll de la escuela negra de Chuck Berry, Larry Williams y Little Richard en principio. Alternando con la cantera blanca de Buddy Holly, Gene Vincent –el de los Blue Caps- Carl Perkins y fundamentalmente las adaptaciones del rhythm & blues de Ray Charles, The Coasters o The Miracles con temas propios que eran, sencillamente básicos. Con el tiempo la composición del cuarteto fue ganando terreno en complejidad y planteando un modelo progresivo excluyente que fueron desplazando a las versiones de temas ajenos. La cocina creativa de la canción beat “in crescendo”, salía solamente del seno del grupo y las determinantes asistencias y traducciones del equipo de trabajo que circulaba alrededor de ellos. Dicho de otro modo, Los Beatles son geniales, tienen ideas geniales y cuentan con quien puede traducir esas creaciones en otros lenguajes musicales en los que no necesariamente la partitura sea el estudio de grabación como elemento determinante. Aparece la funcionalidad de los decodificadores, de los traductores de ideas tarareadas con inevitable final de pentagrama, “She´s Leavin Home” por ejemplo. Es interesante contemplar la situación de ser ingleses y habiendo basado en principio su influencia en la música estadounidense, la lectura ha sido más que particular; acentos cambiados, nuevas construcciones fonéticas, síncopas diferentes o los arreglos que están ligados a la música de tradición escrita europea. Aparecen los aires del vodevil, la canción del cabaret alemán, la ópera ligera, la música de cámara y orquestal. En principio, esta incipiente distorsión de la canción rock comienza tanto por la influencia del arreglador y productor George Martin como iniciativa propia de los cuatros, de los tres, dos. La música electroacústica de vanguardia que Mc Cartney -en sus memorias “Many Years Ago” escrita brillantemente por el periodista Barry Miles- se refiere a John Cage. La construcción rítmica de la música de tradición india con George Harrison a la cabeza de la mano del músico que la popularizó en occidente, Ravi Shankar. O los experimentos de labarotario que John Lennon utilizaba en cintas superpuestas con la ayuda del productor fantasma del grupo: Phil Spector. Con todo eso –podríamos considerar también, para no ser tan injustos, la gigantesca capacidad creativa de Brian Wilson de Los Beach Boys- Los Beatles se pusieron a la cabeza de sus contemporáneos con un sonido de fondo fácilmente reconocible con melodías de diseño aparentemente eterno. Que no necesariamente se remiten al supuesto clasicismo de sus canciones, se constituyen como la síntesis del grupo clásico por excelencia de la música no clásica.
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