"Si el sueño fuera como dicen, una tregua, un puro reposo de la mente... ¿por qué si te despiertan bruscamente sientes que te han robado una fortuna? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo, que sólo es traducible en un sopor que la vigilia adora en sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra, y que el día deforma en sus espejos"
Cómo ser millonario escuchando a Billie Holiday
La memoria aparece como una inversión en el tiempo; el pasado se hace presente, el ritmo de la vida cotidiana se altera y aquello que fue en su momento, con el destino de perderse, vuelve a ser. Como una trampa al tiempo. De este modo, está asociada la idea de la memoria a la idea del alma. Como aquella que viaja a través de la memoria en busca de un saber oculto, que es verdadero en sí. Y que, por ningún motivo, permanece disfrazado o escondido. Ese saber, necesita ser develado a cualquier precio.
Verano del 2008."Blindfold-test" con Willy Tondo (inclaudicable compañero en las cercanías del derrotero), redescubrimiento de Billie Holiday. Al girar ruidoso, ese destartalado tocadiscos (o pasadiscos) que caprichosamente giraba a 45 revoluciones por minuto, encontré mi vida anclada en el pasado. Parece una noticia lennoniana; "la vida es algo que te pasa, mientras tú, estás haciendo otros planes". Y en ese sentido de giro interminable que tiene un disco (como se le decía tiempo atrás antes de ser vinilo definitivamente), el descubrimiento, la conquista, son posibles y pueden cambiarte la vida para siempre. En principio descubrís que el tiempo no sólo se limita a la audición del disco que tiene un comienzo y un final. El tiempo pasa a ser una instancia continua en el presente. En la medida que la música se celebra en las emociones del oyente, la vida sigue caminando parejo con nosotros. Al momento de finalizar, el disco y su audición, el tiempo en que vivimos, nos saca una cabeza o varias. Aparece el recuerdo en toda su dimensión. Y el recuerdo, habita en el pasado, claro. Y es posible pensar la figura de Billie Holiday escapándose de la portada de un disco compacto o de un vinilo. Y se la puede imaginar, muerta de hambre y frío. Quizá, temblando de miedo ante la inminente aparición del dealer de turno o de agentes federales tan incansables en la persecución como perros de caza. Asfixiada con el aire amargo de una violación. O la decepción que puede traer una noche mal paga en un club nocturno de mala muerte. Y es el destino el que transforma esta jugada un tanto maliciosa en arte. Este modo de representar la realidad. Dar cuenta de lo que acontece en el mundo y la verdad que sólo veían dos ojos. Esa verdad como proyecto de transformación y cambio. Y vaya si cambió... Entonces sí, sin saberlo, Billie Holiday, empezaba a transformar el arte. Que ya no se trataba de un mero elemento decorativo. Y contradecía sin saberlo, su propio postulado; "la música no es arte". El pensamiento de Billie tiene cosas muy interesantes. Sabiendo que la existencia humana en más de una oportunidad no tiene sentido. Sabiendo que mientras un solo hombre es esclavo, la humanidad padece la esclavitud. Sabiendo que por momentos es absurda esta vida, regida por un Dios egoísta, por asesinos blancos. Y aquello por lo que se lucha, a contramano del mundo, nunca llega. Nunca se logra. Billie insiste en cantar al dolor. En sublimar la rabia que seguramente sentía una negra, una afro-americana, en la década del 30. Cabe preguntar, volviendo al presente... en la posibilidad de haber contado con una técnica depurada y pulida a modo de perfección sonora...¿qué hubiese sucedido? Sí, es cierto, Billie, con ese mínimo aditamento plus, hubiese escrito la historia de la música popular dos veces. Pero prefirió buscar la naturaleza debajo de sí misma. Un lugar para la intriga, para el refugio de lo singular como lo verdaderamente humano. Es decir, su propio ser. Aparece grande la letra de "Fruta Amarga", al momento de leer ese poema bisagra:...una extraña fruta que crece/ en los árboles del sur...del cuerpo de un ahorcado/ un negro bocón... en su compromiso con lo interpretativo como un trazo negro del lápiz en el límite entre un color y otro. Billie canta como una salvaje el dolor civilizado. Y tiene un remedio civilizado para combatir un dolor salvaje; la heroína. Quizá ahí aparece el rostro de la venganza en toda su dimensión. Por eso, de algún modo, es posible otra lectura de la civilización. Una lectura que a los hombres nos deja muy mal parados. Y tiene íntima relación en el pensamiento que todavía seguimos creyendo, que podemos dominar a una mujer. Siendo que toda mujer está escondida en la belleza de Pandora. Y esta intriga que es el deseo de Pandora de querer dominar al hombre. Por eso, acaso, la venganza más divina sea, ni más ni menos, el amor de una mujer, en esta necesidad que tenemos los hombres de querer hacernos trascendentes a través de la continuidad en un vientre. Y la especie humana sea el modo que tenemos los hombres de pagar lo que todavía debemos. Por un instante algo tan absurdo como creer que ser millonario, es sólo tener mucho dinero. También es cierto que la verdad no necesariamente nos vuelve felices.
Sin Religión
Se sabe, se sospecha siempre de la leyenda que puede cargar una mujer "asesinada por la sociedad". Podría estar en la misma vereda de Charlie Parker, como una suerte de homólogo rebelde y sensible sin fin. Pero no. Yo, Billie Holiday, estoy más cerca del morboso imaginario público que de un mundo visible...
Tres Canciones en la Vida de Billie Holiday
(Ensayo – Dramaturgia)
El mármol del Recuerdo (Canción 1)
Mi voz ya no necesita de mi cuerpo. Porque sé muy bien que mi voz renacerá. Lo digo por esto del jazz y sus metáforas. Y por ahí, a mí, Eleonora Flagan, perdón, Billie Holiday, me invaden amnesias medicamentosas. Por eso mi estilo es el de la reconstrucción permanente. Me parece, que a nosotras, no nos queda otra forma de llevar adelante una existencia. Es lo que siento, es la necesidad que tengo de volver a los contornos de alguien, de reconocer su figura. La de otros, la de una canción, los recuerdos y hasta mi propia persona. Ustedes lo saben, la amnesia es la anulación de la sensibilidad, y todas las emociones que alguna vez sentiste, se disuelven. Es un horror vivir así, pero es mi única forma. Un método de guarnecerme del mundo y de mi personalidad.
Algunos todavía no se han dado cuenta. Me escuchan cantar y aseguran que mi estilo es mordaz, y falto de técnica y que lo mío está más cerca de una actuación teatral que de cantar. ¡Están locos! ¡Cuánta carencia de sensibilidad! ¡Cómo si hubiera que estudiar para cantar! ¡No saben, no entienden lo que significa cantar! Todavía, ni han descubierto que no puedo cantar del mismo modo la misma canción dos noches seguidas. No entienden que cantar no se trata de un ejercicio... Así, funcionan los hombres. Y, quizá, esa es mi gran desgracia, comprenderlos. Entender que el uso de la racionalidad para un hombre, no es garantía de nada. ¿A qué bestia salvaje se le ocurriría violar a una mocosa de 10 años? Ese fue el principio del fin para mí. Creía que nada peor me podía pasar. Que las fuerzas de este mundo negro conspiraban en mi contra. Por eso les pregunto, ¿qué saben ustedes lo que significa cantar? ¿Pueden entender que ahí está mi salvación? Ese, ese es el instante que puedo dirigir yo. Y solamente yo. Es mi momento y elijo el modo en que lo hago. Con quien, (hablo de los músicos, de Pres) y qué canción decido hacer mía. Les estoy hablando a ustedes, decirles; la canción, es mi única potestad. Y el único modo saludable que encuentro de llevar una vida plagada de tormentos. Si Dios existe, no ha sido especialmente generoso conmigo. ¿Por qué una mujer tiene que ver todo esto? ¿Porqué los linchamientos de mis hermanos? Ya les he dicho, seguiré cantando a pesar de ustedes, a pesar mío. Déjenme de una vez por todas cantar tranquila... sólo eso les pido ¡Si es lo único que me mantiene viva!
¡Qué raro... no han llegado! ¿Adónde estarán esos malditos agentes de narcóticos que todavía no han llegado? Lo sé, lo sé, soy absolutamente consciente que detenerme a mí por posesión de heroína les da crédito. Les da cartel. Pero mucho más les pesa esa canción. Una fruta amarga que no pueden dejar de paladear. Sufren en cada audición, sufren cuando esa letra les carcome la conciencia. Y esa es mi sutil venganza. Y este miedo atávico que solo una mujer viciada, como yo, puede sentir. Sólo es posible de convivirlo así. La sola idea de la venganza me produce escalofríos. Y también me alivia. Me alivia saber que de algún modo es posible equilibrar esa deuda.... de establecer una paga, de devolver con la misma intensidad el mal producido. Un mal y una venganza que todavía siguen latiendo adentro. Una venganza que devolveré con canciones, con miradas cómplices, con belleza de gardenia y con la intriga que es el deseo. El deseo de querer dominar al hombre. Y dominarlo con el apetito que sólo una mujer puede ofrecer a través de la posibilidad de hacerlo infinito. Quizá en la continuidad de un rostro pequeño...quizá un hijo (o el sólo acto que lo comprende) sea nuestra dulce venganza que siempre nos deberán.
Lo demás, me tiene sin cuidado. ¿De qué pacto suponen mi talento? ¿Qué infierno todavía me falta recorrer? El infierno, suele tener cara de mujer y olor a heroína, olor a polvo traficado. Se retuerce en los trapos estrujados, en el látigo del amo blanco, en el maltrato mal pago. Y yo, Eleonora Flagan, perdón, Billie Holiday, entiendo que mis deudas en esta vida están saldadas con mis canciones. Para la venganza...para la venganza, siempre hay un lugar. El guitarrista que suena de fondo, es mi padre.
Canción: "Strange Fruit" – Autor: Lewis Allan – Intérprete: Billie Holiday
Más Que Dios (Canción 2)
Mi historia tiene que ver con la obsesión. Sólo una joven obsesionada es más brava en el amor y la guerra. Yo creo en la música, no en el arte. Seguramente... ¡lo juro! ¡He visto! ¡He escuchado! ¡Dios es mi salvación! Para muchos es más cómodo creer en Dios. ¡Créanme! Cuando se viene la noche acuden a Dios. Cuando están angustiados lo hacen... Me preguntaba si será la comodidad de resolver el dolor, o simplemente si se trata de cobardes. A mí, no me vuelven a engañar tan fácilmente. No pienso ser esclava una vez más. No quiero ser esclava de alguien eternamente.
Por estos días, he conocido a Pres. Ese es el modo en que me dirijo a él. Pres es Lester Young. Es muy conocido, aquí por el ambiente y en el barrio, y en Brooklyn y en Harlem, también. Pres puede tocar el saxofón como si te estuviese hablando. Pres ha sido mi nueva fórmula de felicidad. Desde el día en que nos conocimos.
Estaba yo cantando en el Café Society Downtown, en nuestro barrio. Y aparece Pres. Increíblemente apuesto, refinado, delicado en el trato (siempre me ha tratado como a la reina que nunca fui)... y aparece entallado en su traje gris. Tal como es él; eternamente triste. Y se sienta a la barra del local. Recuerdo muy bien el modo en que miraba todas las cosas. El modo de mirarme a mí. Yo estaba feliz. Por primera vez, alguien me miraba del modo en que un hombre (dudo que otro sea capaz), pueda curarte con la mirada. Con una sola mirada. Estaba feliz y apelo al recuerdo sano para volver el tiempo y quisiera retenerlo...al tiempo, que se va...hacia Pres.
Había pasado mi primer entrada. Yo, a esa altura, seguía tranquila, orgullosa, mientras el pianista golpeaba el intro. Estaba por lo alto. Buena paga y la orquesta de Eddie Heywood cubriéndome las espaldas. Y ahí estaba Pres. Atento e imperturbable, mirándome, escuchándome. Es muy nítido este sentir del recuerdo que se apoya en mi memoria. Aún siguen retumbando sus palabras. Y no puedo dejar de ser feliz cada vez que lo escucho decirme; ¡Lady Day! Y mi respuesta fue, Pres. ¡Eso era él, un presidente! Un líder de todo. Era el amo de su instrumento. Podía tocar como nadie un tenor. Y eso enamora a una mujer dispuesta. Algunos músicos tienen una llave que abre fácilmente el corazón de las mujeres. ¿Por qué la gente se enamora? ¿Será la condición de la voluntad que nos acerca a la posibilidad de ser dos en uno? Esa noche, Pres, me propuso unirme a él en el amplio sentido de la palabra. Y ese fue el modo de construir una fórmula para estar a salvo del mundo. Por sospecha, en este mundo visible, teníamos el secreto de la eternidad bien guardado. Yo entraba detrás de él, al escenario y a cantar. Improvisaba con él. Y encontraba en la precisión de sus notas mi lugar. Podía cantar como a mí realmente me gusta. Y eso, no pasa todos los días. Nuestra fórmula para combatir al infinito, finalmente, encontraba una nube para subirse. Creo que habíamos logrado un puente de plata jamás construido, algo que nadie había alcanzado. Dos voces desesperadas, que buscan encontrarse en la eternidad, o en el casual encuentro que te puede dar una vida...Lester ”Pres” Young es el mejor hombre que he conocido. Es un hombre dichoso y sin adornos. Es más que un genial saxofonista, el mejor, es mucho más que eso. ¿Le gustarán a Pres mis caricias? Es irresistible y atormentante a la vez el misterio que encierra un hombre. Un hombre tan extraño y reservado. Como Lester. Un hombre que me ha devuelto la vida que creí haber perdido. Recuerdo claramente (a veces no puedo parar de pensar en ello), aquella noche que le pregunté con torpeza de niña, como un débil si le gustaban las mujeres...Y él, sólo me miró con ternura y dijo: “me gusta Lady Day...” Ese elogio simple y directo, ha sido de lo más bonito... Para mí, Prez, mi adorado Prez, es más que Dios.
Canción: "The Man I Love" – Autor – Gershwin – Intèrprete: Billie Holiday
Rota y mal parada (Canción 3)
Recuerdo la película que hicimos con “Pops”. ¿Lo conocen, verdad? ¡Pops es Louis Amrstrong! Recordaba que actuamos de lo que somos en esta vida, sirvientes...y el bueno de Pops diciéndome, una y otra vez, tranquila Lady, ya vendrán tiempos mejores...
Pienso con frecuencia si una mujer sólo sueña lo que puede realizar... me preguntaba cuando conocí a John Hammond qué tan especial era ese hombre. ¿Por qué le dirían "el Magallanes del jazz"? John fue mi productor, desde siempre, cuando quinceañera, buscaba una oportunidad en aquel Club nocturno de mala muerte, probándome como bailarina y finalmente aceptada como cantante. ¿Tienes que estar hecha trizas para que crean en tu música? ¿Será necesario tener una vida clandestina como el condimento que la desesperación le puede dar a una interpretación? No lo sé... forma parte de ese misterio en el que la mirada de una mujer hace agua... ni siquiera alcanza mi música. Mi vida, y esta desgastada armadura que es mi voz. Puedo percibirlo. Se huele, se siente. Entra ferozmente por mi útero, y me dice en tono cómplice; "lo mejor que puedes dar, serán unos pocos conciertos, que sólo algunos menos recordarán de aquellos patéticos años fantasmales".”Dirán a cuatro vientos, se fue esa vagina negra que llegaba hasta los intestinos”. Daría mi propia historia, que es mi voz. Daría la vida misma, por volver a escucharlo a Pres... Gracias Pres, por estar en lo mejor de nuestros días felices. ¡No puedo creerlo! murió Pres... ¿Habrá ido al cielo o al infierno? Gracias Pres, gracias John, por permitirme ser tu estrecho. Pero ya no puedo cantar como antes. Me he convertido en una mujer insufrible, en el mejor modo posible del olvido. Mi cuenta bancaria solo accede a 60 centavos, y sólo cuento con los pocos dólares que llevo encima. Ya nadie me fía, ni siquiera me ven como a una buena yonqui a seguir alimentando con su maldita fracción venenosa. ¡Maldita esa primera compulsión que arrastró a todas las demás!...Terminé siendo el lugar donde la razón fracasa, y lo saben, aún desesperada, muriéndome, pienso que la felicidad, en este mundo absurdo, todavía es posible.
Canción: Billie´s Blues – Autor: Billie Holiday – Intérprete: Billie Holiday
Textos: Paul Citraro
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