domingo, 29 de junio de 2008

Hijo Guacho


Si la palabra “bastardo” no tuviera tan mala prensa, podría aplicarse no sólo a la música de Weather Report sino a todo el jazz, un género que tiene una historia tan llena de mezclas, orígenes dudosos, mestizajes, entrecruzamientos, degeneraciones, reacciones y repudios que no se entiende por qué al mismo tiempo ha generado tantos purismos y neoclasicismos. Miles Davis, quien hizo de esa indefinición un modo de vida y de arte, fue quizá el principal responsable y catalizador del subgénero más bastardo de todos, tanto que, además de despertar desprecios de todo tipo, hasta los nombres con que se lo conoce transmiten una difícil sensación de incomodidad. Muchos críticos y aficionados al jazz consideran que el jazz-rock es la peor de las malas palabras dentro del género, seguida muy de cerca por el eufemismo fusión, pero algunos nostálgicos recordarán, con una punzante mezcla de placer y culpa, la excitación que en su momento despertaba ese híbrido.
Alguien hizo una vez una definición tan imperfecta e infundamentada como divertida: la fusión es una aproximación a los ritmos, el impacto visual y el atractivo comercial del rock y el pop realizada por músicos de jazz, mientras que el jazz-rock es la exploración del espectro del jazz por parte de músicos de rock. Así, Miles Davis y los grupos formados por músicos que tocaron con él, como Return to Forever, Weather Report y Headhunters serían fusión, mientras que Chicago, Blood, Sweat and Tears y otros serían “jazz-rock”. Según esa forma de ver las cosas, el jazz rock vendría a ser lo peor de ambos mundos: practicantes del pop y del rock que echan mano de armonías jazzeras para renovar e intelectualizar su gastada propuesta. La fusión tendría, así, más méritos relativos en cuanto a la técnica y la calidad musical, pero a la vez estaría manchada del más supino de los comercialismos.
La realidad es, en este caso, más benigna: el jazz rock o fusión fue en gran medida y como muchas otras cosas un invento de Miles Davis (y otros, pero seamos económicos), que hizo de su música un mapa de exploración constante más allá de los prejuicios. Weather Report, cuyos fundadores Zawinul y Shorter tocaron con Davis en su época de fusión, fue tal vez la banda más emblemática de este género magníficamente bastardo, y seguramente la mejor. En su historia, pasó por un proceso fascinante que incluyó muchos cambios de personal y cuyo núcleo central (el pasaje de la oscuridad a la luz, de la banda intelectual del jazz eléctrico a la gigantesca categoría de supergrupo) está bien documentada en los tres discos que, junto con una interesante pero caótica recopilación en vivo (Live and Unreleased) acaban de editarse. Mysterious Traveller (1974) anticipa en muchos aspectos lo que estaba por venir: un sonido grandioso, casi grandilocuente, que además de prefigurar el interés de Zawinul por los sonidos africanos incluye la atmósfera de un concierto en vivo. Hay algo de transición en todo Tale Spinnin’ (1975), donde tanto la presencia más fuerte de Alphonso Johnson como el sonido más negro de los teclados de Zawinul le da una atmósfera más funky a la banda. Black Market (1976), finalmente, es un clásico por muchas razones, entre las que por supuesto se destaca la incorporación de Jaco Pastorius, que crea una dimensión completamente nueva para el bajo eléctrico, que ya no es una mera parte de la sección rítmica sino una voz frontal más, en trío perfecto con el saxo y los teclados. De hecho, el bajista principal de este disco sigue siendo Johnson (de un desempeño notable en el difícil y multirítmico tema que da título el disco y que establece las influencias percusivas africanas como marca registrada de la banda); Pastorius toca sólo en dos temas, y sin embargo su sonido es lo que primero que se nota en este registro. Más allá de ridículos purismos, estos discos ofrecen un formidable corpus de música, cuyas influencias siguen notándose en los sonidos de hoy.

Por Paul Citraro

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