domingo, 29 de junio de 2008

Monólogos Dadaístas - Tristán en revolucionario

Por Paul Citraro
La revolución cesa en el momento en que se hace necesario sacrificarse por ella. ¡Prohibido prohibir! Ni idiomas ni amos. ¡Abajo lo abstracto!, ¡Viva lo efímero!
Después de Dios, el arte ha muerto. Muerte a un mundo en que la garantía de que no moriremos de hambre ha sido obtenida con la garantía de que moriremos de aburrimiento. ¡DADÁ CLUB!
¡DADÁ CLUB! ¡Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás! ¡No cambies de jefes! ¡No cambies tus calzoncillos! ¡Cambia tu manera de vivir! ¡No trabajes nunca!
El riesgo debe ser sistemáticamente explorado.
¡Corre camarada, el viejo mundo está detrás de tí! Sé cruel. Cuanto más consumas, menos vivirás. ¡Vive sin pausa, entrégate al deseo sin trabas!
La gente, que habla de la revolución y la lucha de clases sin referirse explícitamente a la vida cotidiana, sin comprender lo que es subversivo, acerca del amor y positivo en lo referente a rechazar las ataduras.
¡YO! TRISTÁN TZARA… TENGO CADÁVERES EN LA BOCA Y ASEGURO…
BAJO ESTE PAVIMENTO ESTÁ LA PLAYA.

LA CONMOCION:
¡Habrá una música horripilante en el futuro!
¡Habrá una música horripilante en el futuro!
(se escucha “No Future” Sex Pistols)

Una música que hablará por todos, por nadie… y por el absurdo en este mundo…
Pasará por el tamiz del odio a uno mismo, que es siempre algo reflexivo, y en cualquier momento concluyes que la vida apesta y huele a intereses extranjeros, a viejas en pantuflas, a indumentaria LACOSTE, y deduces que… ¡casi la totalidad de la raza humana, no es más que un montón de mierda! ¡Con lo que tienes perfectamente abonado el terreno para el fascismo!

(basado en la lectura "Rastros de Carmín" de Greil Marcus)

No hay comentarios: