Parece. Charly García, es un factor influyente. Es la influencia del rock argentino. Y, todo indica suponer, que nosotros somos los influenciados. Escuche decir, que García es como Drácula al revés. En lugar de chuparte la sangre te la devuelve y quizá hasta te la mejore. Pero nunca cambia. Y finalmente solo estemos salpicados por su “naturaleza sangre” –aunque otros se la apropien- y no seamos mucho más que eso; salpicados por un genio que derrochó sangre globulina al por mayor y ninguno había leído sustancialmente la trama de Mary Shelley como para aprovechar la generosidad en bicolor. ¿Será García un ente incurable y habrá que mirarlo solamente con “Ojos de video tape”? ¿O además la aristocracia clásica no se ha dado cuenta de sus mayores aspiraciones? ¿Alguien ha escuchado de la bestia influyente que los pasajes de Chopin y Bach son moneda corriente? Y sí, García, probablemente, es el gran influenciado. Pero siempre primero y ahí lo confundimos con un dios caprichoso y amoral que todo se le permite y todo se le festeja. Y parece construir un mundo diseñado con otra ética de conducta. Como una película enloquecida con el subtitulado incorrecto. García es eso, todo eso, y finalmente se convierte en la palabra justa de un inconsciente colectivo que vuelve a casa cansado y algo desanimado del trabajo. O se nutre en la voz de un taxista que tararea “Viernes 3 a .m” cuando el dial lo indica justo en la madrugada. ¿Es García un mesías inverosímil y desdentado? O el hombre que sigue funcionando como el reflejo de un síntoma nacional que se flagela, patalea en la espera y pierde los dientes y quiere volver a sonreír. A diferencia de tantos, García, el gran influenciado, nos decía en pleno vuelo de la “New Wave” y en ese monumental proyecto cuasi-sinfónico que se llamo “ La Máquina de hacer Pájaros”; “mientras todos mirar las nuevas olas, yo soy parte del mar”. El fogón, estaba apagado por sus propios dueños. Ese ciclo homo-erótico que fueron las canciones Folk de Sui Generis, había caducado. Ahora Gracía es la ley, era. La nueva ética del rock, el influenciado que llegó antes y robó los pasajes más amplios a la música de tradición escrita. Mientras que los demás, creían y siguen creyendo que un tipo con un pentagrama cerca de la nariz, está haciendo música clásica. Tan clásico como el García fragmentado en sus tres patas compositivas; La Máquina de hacer Pájaros, Serú Girán y el solista que fue y supo ser en algún momento. Y la mayor influencia de que quienes comprenden en la música que, el que sabe, disfruta dos veces.
miércoles, 25 de junio de 2008
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