La vida de Edith Piaf llevada a la pantalla: “La vie en rose”. Y la extraña sensación de que una biografía, una vida tan jugosa para cualquier director de cine, no se haya llevado antes al celuloide.
La biografía de una cantante es su voz. Es cierto que Marion Cotillard (1), perdón, Edith Piaf, hacia llorar a las piedras. Es cierto que el público fue a ver lo que predijo Edith Piaf, cuando cantó por última vez en el Teatro Olimpya de París en 1961. Que iba a morir en escena. Ya no podía casi ni sostenerse si no era con una potente dosis de morfina. Dos años después de aquella mítica presentación, moría, poquito antes de los 48 años. Parecía de 90. La música en “La vie en rose” -una obra maestra de la melancolía- permanentemente marca el ritmo del reloj a lo largo de todo el film. Y cuenta sobre la decadencia que carga la diminuta humanidad Edith Piaf en la gira por Estados Unidos en 1959. Y vuelve a su infancia, al burdel, a la ceguera, al dolor y a la pobreza. Y continúan -a modo de correlato- en el Olimpya en 1961, el mismo lugar que estrenó “Non je ne negrete rien”. Fue debut y despedida para esa canción. Probablemente, jamás pueda ser cantada igual. Tiene esa canción un trasfondo que remite al dolor y la locura, con una orquestación a la altura de la leyenda que parece decir: Edith Piaf, el gorrión de París, está loca. Y bajo ese vaticinio cantó, cantó y cantó y todavía estrenó esa canción -que probablemente, jamás pueda ser cantada igual- “Non je ne regrette rien”, en la que una mujer reía y gritaba en un manicomio. Todo en una canción, que es la misma -como una época isabelina, las canciones, son siempre tristes-. Un fondo operístico y estrofas que se refieren al presente y remedan un recitativo. Y el estribillo, que es eterno en la voz del gorrión y toma el lugar del aria; que es un vals con olor a pasado. Como queriendo explicar en esa canción: “Hoy van a entrar en mi pasado”. Pero el presente vuelve, todo el tiempo. Y dice antes de explotar en risas, que se parecen tanto al llanto: “No estoy loca... mon amour toujours... mon amour...” y es la voz de su propia historia, la biografía de una cantante, que es su voz.
1) Marion Cotillard, la excelente actriz que interpreta a Edith Piaf en "La vie en rose".
La biografía de una cantante es su voz. Es cierto que Marion Cotillard (1), perdón, Edith Piaf, hacia llorar a las piedras. Es cierto que el público fue a ver lo que predijo Edith Piaf, cuando cantó por última vez en el Teatro Olimpya de París en 1961. Que iba a morir en escena. Ya no podía casi ni sostenerse si no era con una potente dosis de morfina. Dos años después de aquella mítica presentación, moría, poquito antes de los 48 años. Parecía de 90. La música en “La vie en rose” -una obra maestra de la melancolía- permanentemente marca el ritmo del reloj a lo largo de todo el film. Y cuenta sobre la decadencia que carga la diminuta humanidad Edith Piaf en la gira por Estados Unidos en 1959. Y vuelve a su infancia, al burdel, a la ceguera, al dolor y a la pobreza. Y continúan -a modo de correlato- en el Olimpya en 1961, el mismo lugar que estrenó “Non je ne negrete rien”. Fue debut y despedida para esa canción. Probablemente, jamás pueda ser cantada igual. Tiene esa canción un trasfondo que remite al dolor y la locura, con una orquestación a la altura de la leyenda que parece decir: Edith Piaf, el gorrión de París, está loca. Y bajo ese vaticinio cantó, cantó y cantó y todavía estrenó esa canción -que probablemente, jamás pueda ser cantada igual- “Non je ne regrette rien”, en la que una mujer reía y gritaba en un manicomio. Todo en una canción, que es la misma -como una época isabelina, las canciones, son siempre tristes-. Un fondo operístico y estrofas que se refieren al presente y remedan un recitativo. Y el estribillo, que es eterno en la voz del gorrión y toma el lugar del aria; que es un vals con olor a pasado. Como queriendo explicar en esa canción: “Hoy van a entrar en mi pasado”. Pero el presente vuelve, todo el tiempo. Y dice antes de explotar en risas, que se parecen tanto al llanto: “No estoy loca... mon amour toujours... mon amour...” y es la voz de su propia historia, la biografía de una cantante, que es su voz.
1) Marion Cotillard, la excelente actriz que interpreta a Edith Piaf en "La vie en rose".
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