Derek And The Dominos fue una ficción. A lo Kubrick o a lo Capusotto. Mucho talento y dos mangos de producción. Esa ficción fue engendrada por Eric Clapton (léase, maestro mayor de obras del blues blanco del siglo XX). En su momento, ese capricho con forma de vinilo doble “Layla And Other Asssorted love Songs” (Layla y otras clasificadas "canciones de amor”) no tuvo demasiada demanda de parte del público. La situación es la siguiente: Clapton se enamora perdidamente de Patti Boyd. La señora en cuestión es esposa de su mejor amigo: George Harrison. Es decir, Layla es Patti Boyd. Y Derek era Clapton. No sólo el contrabando es potestad del amor, en este caso. Clapton venía de lucir otras joyas en su historia (musical); Yardbirds, Los Bluesbrakers (de John Mayall), Cream y Blind Faith (de otro niño prodigio de entonces: Steve Winwood). Pero con el disfraz “Derek And..” creaba su artesanal joya solitaria. La mayoría de las canciones fueron producto de las interminables sesiones que Clapton y Cía. mantenían en un pequeño estudio de grabación de un barrio periférico inglés. Se sabe, la sublimación es alter beneficiosa cuando va hacia el lado del arte. Y esta no fue una excepción. Bueno, sí, pero de modo superlativo. Clapton, que venía de tocar con la crema del blues y al que los paredones de una Inglaterra proletaria lo proclamaban bajo el título “Clapton is God”. ¿Hace falta aclararlo? Se sabe, los ´70 fueron la era de los “guitar heroes”. Algunos: Hendrix, Kossoff, Lynnott, Zappa, Page y una larga lista. Interminable si se visita un archivo. Pero Clapton, más allá del encanto que le deparaba Hendrix y su nueva estructura de ejecutar el blues (basado en los sonidos de la psicodelia), estaba fascinado con un joven yanqui, blanco y sureño: Duane Allman. Y también una declaración de principios. Allman es el encargado de subirse -con los riffs (1) incendiarios
de un slide (2)- a esa melodía de siete minutos y fracción con forma de mujer llamada Layla. Hay otras composiciones y versiones antológicas, claro. Clásicos revisitados del blues americano -de Big Bill Broonzy a Hendrix-.
Todo por dos pesos. Todo por amor. Después de escuchar “Layla”, que no se diga que la musicoterapia no es saludable.
(1) Riff: frase insistente de un instrumento que caracteriza a un sonido.
(2) Slide: pipeta de acero que se utiliza en la fricción de las cuerdas brindando lánguido sonido cercano a la ensoñación.
Layla And Other Assorted Love Songs - Derek And The Dominos - 1970
de un slide (2)- a esa melodía de siete minutos y fracción con forma de mujer llamada Layla. Hay otras composiciones y versiones antológicas, claro. Clásicos revisitados del blues americano -de Big Bill Broonzy a Hendrix-.
Todo por dos pesos. Todo por amor. Después de escuchar “Layla”, que no se diga que la musicoterapia no es saludable.
(1) Riff: frase insistente de un instrumento que caracteriza a un sonido.
(2) Slide: pipeta de acero que se utiliza en la fricción de las cuerdas brindando lánguido sonido cercano a la ensoñación.
Layla And Other Assorted Love Songs - Derek And The Dominos - 1970
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