jueves, 26 de junio de 2008

The Who: Mi pequeño Frankestein

Por Paul Citraro
A partir de la audición del Sargento Pepper de los Beatles, puede entenderse que “Tommy” la primera ópera conceptual del rock, tiene una deuda. Y es entendible, quien quiere componer canciones luego de semejante experiencia (la de escuchar a los de Liverpool con todo afuera, incluso sus traseros). Pete Townshend, ese magnífico guitarrista y corpus creativo de “The Who”, antes de componer íntegramente “Tommy” (que es un viaje imaginario y real de su vida), pensó en la autoindulgencia como elemento preponderante en el disco. El trato del “concepto”, o la instancia de lo “conceptual” había llegado al rock para instalarse. Alter egos, tiendas inexistentes, países ficticios y otras extralimitaciones imaginarias propias de esos tiempos. Pero, de algún modo posible, Townshend está más cerca del análisis sociológico que la imaginería en estado puro. En el disco, “Tommy”, que aparentemente encierra la historia de un niño
ciego, sordo, algo tonto, nacido en el seno de una familia disfuncional (como corresponde a la lectura políticamente correcta) hay mucho más que una buena obra llevada a la música. La resultante es redentoria para los relegados de siempre. “Tommy” se convierte en una suerte de mesiánica estrella de rock. ¿Han escucho antes una historia similar? Pura coincidencia, o robo. Musicalmente, la obra está plagada de pequeños himnos mods (1) y del rock 100% “Who” que alcanzan algunos de los momentos más altos de su carrera con canciones: “Pinball Wizard” o “I´m Free” (Pino Barotti dixit, a altas horas de la madrugada). Hay otras, “1921” y “Underture”, que están rayanas con la cultura épica que siempre estuvo presente en la letrística del grupo. “Tommy” tiene algo de pretenciosidad ingenua, así como otros vendrían detrás con obras de intento cercano: “The Dark Side Of The Moon” (Pink Floyd) o plagadas de patetismo
ampuloso (Rick Wakeman tocando los teclados con capas brillantes invocando al Rey Arturo) en el primer Yes y en progresismo que aparecía de a retazos. “Tommy” no es una obra altisonante ni refinada como el “Sargento Pepper”, tiene condimentos más callejeros, aunque ambas provengan de orígenes proletarios. Pero “Tommy” sabe, supo, sabrá, que lo que venía en adelante fue gracias a él. Ser un monstruo ya no es una aberración de la naturaleza ni de un científico loco. Ahora sabe que aquel chico que fue, duerme tranquilo.

(1) Estilo mods: movimiento musical basado en la moda londinense a fines de los ´50. Con acentos sonoros en el jazz y el R&B norteamericanos.

The Who – Tommy – 1969

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